¿Había dicho que me encanta la neblina?. Me encanta. Anoche Alfre miró por la ventana y dijo: "hay mucha neblina".
Esta mañana me vine manejando entre esa neblina, imaginando que el mundo se acababa a cada rato, que había descubierto el límite de la existencia y que me tragaría de una vez. Y llegué al bosque que se transforma con el tiempo y desde esta ventana se ve tan bonito, convertido en un pantano lleno de secretos y yo creo que puede haber hadas y enanitos por todas partes. Hay mucha gente que dice que es así, que estamos rodeados de seres mágicos y que no los vemos de puro racionales que nos hemos puesto.
Anoche tuve una pesadilla horrible. Desperté casi llorando. Tuve miedo y necesité un abrazo y una caricia que, obviamente, no llegaron. Aunque tuve una mano sobre la mía, esa mano estaba helada, no tenía calor para mí. Me costó volver a dormir y me quedé pensando en lo débiles que podemos ser las personas. No es la primera vez que lo pienso, en realidad, la novedad es que llegué a la conclusión de que es esa debilidad la que nos lleva a ser erráticos y no tomar las decisiones adecuadas. A vivir esperanzados en cosas que no existen, que no dependen de cada uno y que nos alejan de nosotros mismos y de las cosas bonitas de la realidad.
Yo he perdido mucho tiempo ultimamente. Y estoy tan irritable y mañosa que me enojo con todo el mundo y nisiquiera tengo paciencia con las niñas. Me dan ganas terribles de llorar en todas partes, cualquier cosa me llena de ira, me angustio profundamente y pienso que hasta me puedo morir con todo ese dolor real que se me planta en la garganta. Porque hasta este viernes, nunca había sentido físicamente el dolor de la angustia.
Esa mañana de viernes vi que faltaba muy poco para ir a mi casa. Entonces pensé en lo terrible que iba a ser ese fin de semana, lleno de horas y minutos para reventarme por cualquier cosa, para pelear con el Alfre, para ver las caras agrias de la gente con la que vivo, de verme a mi misma convertida en la bestia infernal que quiere drogarse hasta morir, y noté cómo me costaba respirar y tragaba saliva como si me estuviera ahogando. Me entró miedo y me saltaron esas lágrimas gordas y saladas por todos lados. Entonces, se me ocurrió comentarle a una amiga que estaba conectada al msn, que hacía poco me rejuraba q yo era especial para ella y que me quería hasta el infinito.
-sabes, tengo una real angustia de pensar que me tengo q ir a mi casa
-si, pucha yo también tengo un problema
-si? que pasó?
-es que no tengo con quién almorzar.
Ahora pienso que eso es pura debilidad. Débil, como para haber puesto mis esperanzas en una persona que no le interesa nada más que su propio dolor. Yo estuve ahì para esa amiga cuando ella sintió que el suelo se abría y se la tragaba el infierno. Yo estuve ahí con mis palabras, compartiendo mis sueños, mis esperanzas y desesperanzas, mis cuentos, mis canciones, mis pensamientos más profundos y míos, estuve en horas (tiempo infinito, solar, galático) y días donde mi atención debió estar puesta en MI propio infierno, pero yo estaba dispuesta a entregar lo mejor de mí, esperando ser un espejo que me trajera de vuelta al menos una parte de esa consideración y cariño especial.
(pero niña tonta, si no es la primera vez que te pasa!!!!)
Si, lo sé. No es la primera ni será la última. "Tenemos un imán de la insanidad mental", dijo Blue en nuestra historia de noche de sábado.
No, no es un imán ni nada en conceptos fantásticos. Es debilidad (es cobardía). Tanta, como para despreciar a los valientes que sí se atrevieron y que tienen historias precisas de amor y entrega. Tanta, como para sorprenderse con promesas de entrega y amistad que no son más que una campaña publicitaria añeja y vacía.
Mientras algunos alimentan su orgullo para llenar ese vacío que los sobredimensiona, se rodean de gente aun mas débil y vacía para infectarles sus pequeñas heridas y someterlos en sus filas de la nada, otros nos pasamos los minutos eternos intentando prolongar recuerdos lesos que llenen esos vacíos provocados por nuestros pobres errores.
Y en el camino, seguimos equivocándonos.
Eso tiene que terminar.
A mi hoy no me interesa nada, me da lo mismo si la gente sufre o no, me importa poco estar viva o muerta y más bien quisiera lo segundo porque siento que llevo más dolor que alegría a la gente que amo.
Pero yo tengo un sueño, será muy pretencioso??
Un sueño donde estamos las tres, Loop, Oh-Bebé y yo y tenemos la casita linda y la pintamos y la arreglamos y ponemos la mesa y cocinamos las galletitas y nos reímos y nos amamos, y esperamos nerviosas que llegue el que nos trae todo el amor del mundo y nos diga: las amo!!! y nosotras a él también.
Y ese sueño SI que va a ser realidad. Sólo falta que él quiera ser parte.
Y yo tengo mucha paciencia. Y amo con cada célula y ese amor me compone y me rearma después de cada caída, y soy intensa, porfiada, y yo quiero deshacerme en un abrazo, y desdibujarme en un cuerpo, y quiero, porque yo quiero, porque lo que yo siento es un privilegio, mi intensidad es mi regalo y eso es lo que soy.
Una intensidad intencional.